Sacerdote Camilo Torres Restrepo (Primer Sacerdote mártir en Colombia)

Infancia y formación académica

Jorge Camilo Torres Restrepo nació el 3 de febrero de 1929 en Bogotá, en el seno de una familia acomodada de la burgesía liberal. Su madre Isabel le relataba las historia del Padre Cuco (Juan de la Cruz Gaviria), un empresario liberal que financió en diferentes ocasiones las campañas militares contra los conservadores en las guerras civiles del siglo xix.

Sus padres lo llevaron a Europa cuando apenas tenía dos años.5​ Regresó al país en 1934. Tres años después, en 1937, la pareja se separó, quedando Camilo y su hermano Fernando al lado de la madre. Expulsado, por sus críticas contra los profesores del tradicional Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, terminó su bachillerato en el Liceo de Cervantes en 1946 donde conoció e hizo amistad con Luis Villar Borda y Ricardo Samper.

Su hermana Gerda Westendorp, hija del primer matrimonio de Isabel Restrepo, fue estudiante de medicina (la primera mujer en Colombia que seguía una carrera universitaria). Su hermano Fernando se dedicó a la medicina igual que su padre y su media hermana mayor, y se radicó en Estados Unidos. Fue cercano a Camilo aunque sus profesiones les hicieron verse esporádicamente.

Ingresó a la Facultad de Derecho en la Universidad Nacional de Colombia, en donde se reencontraría con Villar Borda, y solo estudió allí el primer semestre. Durante este breve periodo Camilo y Luis editaban la página universitaria del diario bogotano La Razón, y en algunas ocasiones escribieron críticas contra algunas revistas universitarias que consideraban radicales.

Influenciado por las ideas sociales de dos sacerdotes franceses dominicos, Nielly y Blanchet, a quienes conoció por medio del padre de su novia Teresa Montalvo, hija de una prestigiosa familia Bogotana, la idea de convertirse en sacerdote comenzó a calar en Camilo y para tomar esta decisión se retiró a meditarlo en los llanos orientales. Tras romper con su novia y pese a la reticencia de su madre y padre, Camilo ingresó al Seminario Conciliar de Bogotá de la Arquidiócesis de Bogotá (en acuerdo con sus padres para evitar ingresar al seminario dominicano de Chiquinquirá que se encontraba en malas condiciones) donde permaneció siete años, tiempo durante el cual comenzó a interesarse por las realidades sociales.

Vida sacerdotal y académica en la Universidad Nacional de Colombia y otras actividades

Camilo Torres con estudiantes.

La pobreza y la injusticia social atrajeron su atención y, al lado de su condiscípulo Gustavo Pérez, creó un círculo de estudios sociales que funcionó aun después de que Torres fue ordenado sacerdote en 1954 a cargo de Jonatan Gómez. Camilo inició actividades sociales en los barrios aledaños al Seminario Conciliar, que era poblados por familias desplazadas del campo.

En 1955, con el propósito de especializarse, Torres viajó a Bélgica, para estudiar unos años más en la Universidad Católica de Lovaina. Los primeros meses fueron muy difíciles para el cura bogotano por el clima, la alimentación belga y las condiciones de la pensión donde vivía junto a Gustavo; por ello, al final del primer semestre, se trasteó con su madre a un apartamento. Fundó con un grupo de estudiantes colombianos de la universidad el ECISE (Equipo Colombiano de Investigación Socioeconómica) y entró en contacto con la Democracia Cristiana, el movimiento sindical cristiano y los grupos de resistencia argelina en París. Fundó las secciones de Bogotá, París y Londres del ECISE. En 1957 conoció a Marguerite-Marie ‘Guitemie’ Olivieri, francesa de origen corso y burguesa hija de médico como Torres, quien se convertiría en su amiga más cercana y su secretaria, y que para entonces vivía en un barrio pobre de París, acompañando a los pieds noirs en trabajos de sabotaje contra el régimen francés que se imponía a la fuerza en Argelia.6​ A su vez, Torres se reencontró con Villar Borda en Berlín y pasaron vacaciones en Belgrado donde sin éxito quiso ejercer su sacerdocio, o en su defecto en Praga.

En 1958, la universidad belga le otorgó el título de sociólogo. Su tesis doctoral, Una aproximación estadística a la realidad socioeconómica de Bogotá, obra pionera en sociología urbana de América Latina, fue publicada en 1987 con el título de La proletarización de Bogotá.

En 1959, cuando regresó a Colombia se sintió obligado a apoyar activamente la causa por los pobres y la clase trabajadora. Ese año fue nombrado capellán auxiliar de la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá. Al año siguiente, en 1960, participó junto con Orlando Fals Borda, Carlos Escalante, Eduardo Umaña Luna, María Cristina Salazar, Darío Botero Uribe, Virginia Gutiérrez de Pineda y Tomás Ducay, entre otros, en la fundación de la primera facultad de Sociología de América Latina (hoy departamento) de la Universidad Nacional de Colombia, en la cual ejerció la cátedra académica como profesor siendo cercano y popular entre los estudiantes. Fue miembro fundador y presidente del Movimiento Universitario de Promoción Comunal (MUNIPROC). Con la creación de las Juntas de Acción Comunal (JAC), 7​ promovidas por el gobierno de Alberto Lleras Camargo, a partir de la Ley 9 de 1958, Torres reconoce en ella la posibilidad de descentralizar el poder política y dar posibilidades de empoderamiento a las comunidades de base. Realiza, junto con profesores y estudiantes, programas de acción comunal en barrios populares de Bogotá. Torres fue también organizador del IX Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología.

El trabajo de MUNIPROC permite la fundación de la primera Junta de Acción Comunal (JAC) en Tunjuelito, en ese entonces enclave obrero al sur de Bogotá, dónde tenía un trabajo continuo de varios años. En 1963, presidió el primer Congreso Nacional de Sociología que se celebra en también en Tunjuelito (Bogotá) y presenta el estudio “La violencia y los cambios socio-culturales en las áreas rurales colombianas”. A su vez Torres fue miembro del comité técnico de la reforma agraria fundado por el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (INCORA), donde representó la posición más reformista de la Junta Directiva que se repartía entre los partidos Conservador y Liberal, propio del Frente Nacional pero considerada por Torres una entidad ineficiente ante las necesidades del campo colombiano. En su trayectoria como parte de la Junta destaca el episodio sobre el proyecto de constitución de una Escuela Agraria en Yopal (Casanare) y las dificultades que presentó el entonces director del INCORA Enrique Peñalosa Camargo (liberal, y padre del exalcalde de Bogotá Enrique Peñalosa Londoño) y de Álvaro Gómez Hurtado (conservador e hijo del expresidente Laureano Gómez).

En 1962, año en que inició el Concilio Vaticano II por parte del papa Juan XXIII, Torres fue de los primeros sacerdotes en ofrecer una misa de frente y en español cuando para entonces la misa era ofrecida de espaldas y en latín. Entre el 8 y 9 de junio de ese año, bajo la presión del cardenal Luis Concha Córdoba, luego de entrar junto con otros profesores en contradicciones con el rector, al honrar en misa a los estudiantes muertos luego de una manifestación reprimida por la Policía Nacional y al oponerse a la expulsión de otros estudiantes, fue obligado a renunciar a todas sus actividades en la Universidad Nacional de Colombia, siendo transferido a la Iglesia de la Veracruz en Bogotá en calidad de coadjutor;8​9​ ayudante del párroco con solo funciones de confesión y de hacer partidas de bautismo. Esto le desató una fuerte depresión a Torres, deseoso de estar cerca a la gente. Poco antes la Juventud Comunista Colombiana (JUCO) había propuesto a Torres como rector de la Universidad ante una eventual terna pero Torres amablemente rechazó el ofrecimiento por temor a mancillar su nombre.

En 1964, Concha luego relevaría a Torres de coadjutor, admirando apenas a Torres por sociólogo, permitiéndole ser docente asociado de la Facultad de Sociología. A su vez fue designado decano del Instituto de Administración Social de la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP) y ascendido a miembro de la Junta Directiva del INCORA.

La Unidad de Acción Rural de Yopal (UARY) fue inaugurada el 1 de marzo de 1964, tras superar los obstáculos burocráticos del Ministerio de Agricultura, que le permitió un trabajo de base con los campesinos de la capital llanera. Lo cual lo combinaba con las luchas en la junta, especialmente con el político conservador férreo defensor de los intereses de terratenientes. Consideró por primera vez crear un grupo guerrillero junto a Álvaro Marroquín, estudiante de la Universidad Nacional y miembro de la JUCO. Torres a su vez consideró al INCORA una entidad deficiente para atender las necesidades del campesinado colombiano, especialmente en la educación informal para su organización en busca de una reforma agraria diferente a lo propuesto por el INCORA.10​

Lanzamiento a la política

La Revolución cubana, que impactó a todos los países de América, llamó la atención de Torres una vez regresó a Colombia de Europa. En 1965, el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) entró en decadencia tras su división luego de las elecciones presidenciales de 1962. Las elecciones parlamentarias de 1964 fueron marcadas por una enorme abstención, en lo que Torres concluyó que los partidos tradicionales; Liberal y Conservador, estaban abandonados por la opinión pública, por lo que consideró crear un nuevo instrumento que aglutinara a los «No alineados» en política; sindicatos, gremios, asociaciones, estudiantes y obreros, para enfrentar a los decadentes partidos tradicionales, aunque por el momento llamando al abstencionismo. Torres también intentó actuar infructuosamente como mediador entre los campesinos y el Ejército Nacional para evitar el ataque a la llamada República Independiente de Marquetalia siendo así su primer contacto con el Partido Comunista Colombiano.

EFRAIN GONZALEZ TELLEZ – ROBIN HOBB COLOMBIANO – 1965

Carlos Efraín González Téllez (Albania,1​ 30 de octubre de 1933-Bogotá, 9 de junio de 1965), alias Siete colores, don Juan o el hermano Juanito, fue un famoso bandolero y asesino colombiano de origen conservador, que suscitó importantes incidentes durante la época de La Violencia.

Primeros años

Creció en el municipio de Pijao en lo que hoy es Quindío (antiguo gran Caldas), región a donde su familia de filiación conservadora y natural de Santander, había huido a causa de la violencia partidista que siguió a la elección presidencial de Enrique Olaya Herrera en 1930. Era el mayor de 9 hermanos, 8 de ellos nacidos del segundo matrimonio de su padre, que había enviudado poco después del nacimiento de Efraín. Ingresó al Ejército Nacional de Colombia a principios de los años 50 para prestar el servicio militar; luego de cumplir su periodo de servicio se integró como suboficial con el grado de cabo y sirvió como enfermero de combate. Permaneció en las Fuerzas Militares, hasta 1958, cuando desertó de las filas oficiales por problemas con sus mandos que lo acusaban de contrabandear armas, y se unió a un grupo de «Pájaros», paramilitares conservadores que al mando de Jair Giraldo operaban en Caldas sirviendo a los intereses de terratenientes locales.1​ En esa región se le atribuyeron al menos una decena de homicidios.

Luego de varios meses en la región y tras la captura de Jair Giraldo, se trasladó en los primeros meses de 1960 a la provincia de Vélez en el sur del departamento de Santander. Allí llegó por indicación de los terratenientes locales, quienes querían neutralizar a la guerrilla liberal de Carlos Bernal que atacaba a los conservadores y trataba de recuperar las tierras despojadas por estos una década antes. Las autoridades tuvieron conocimiento de su presencia en la zona, por lo que un grupo de tropas fue destacada para neutralizarlo. El 17 de abril de 1960, el Ejército Nacional atacó la casa de Efraín González en la finca el Recreo del municipio de Albania (Santander). En oscuras circunstancias son asesinados el padre y el padrino del bandolero conservador, pero este en compañía de 2 de sus lugartenientes evade el cerco de cerca de 200 soldados y da muerte a 8 uniformados. Este episodio que pasará a ser conocido con el nombre de la «Batalla de las Avispas», transforma en una leyenda a Efraín González y cimentó su fama de guerrero invulnerable.5​6​

A partir de ese momento la vida de Efraín González rayó con la leyenda. Luego de permanecer unos meses refugiado en las selvas del Magdalena Medio, regresó a la provincia de Vélez e inició una campaña de asesinatos selectivos en represalia por el allanamiento de su finca, ejecutando a una serie de personas consideradas como informantes del Ejército Nacional o que colaboraban con las guerrillas; también asesinó a varios líderes del Partido Liberal por indicación de sus patrocinadores o ya guiado por el afán de venganza. En la región logró reclutar una cuadrilla en la que se enrolaron varios de sus hermanos y primos, como también conservadores víctimas de Carlos Bernal, como Humberto «el Ganso» Ariza» que se convertiría en su principal lugarteniente. El 29 de septiembre de 1960, mientras se celebraba el velorio de uno de esos líderes acribillado días antes por el bandolero, hombres armados mandados personalmente por Efraín González irrumpieron en la calle Cantarrana del municipio de Puente Nacional (Santander), y ejecutaron a 12 civiles con ráfagas de ametralladora (Masacre de Cantarrana).7​ En los meses que siguieron a este asalto, el bandolero y su cuadrilla incursionaron en Boyacá, donde encontró asilo gracias a la colaboración de algunas autoridades eclesiásticas y la asistencia de los jefes de la mafia esmeraldifera de occidente. El 9 y el 24 de marzo, en el municipio de Jesús María (Santander) emboscó dos patrullas militares dando de baja 6 militares y 1 guía civil. Menos de un mes después, el 20 de abril asesinó en el centro de Chiquinquirá (Boyacá) a Pedro Cortes Santamaria y Darío Silva, jefes del liberalismo en la provincia boyacense de occidente. Varios meses de persecución oficial, no permiten dar con su paradero y concluyen con la emboscada de Puente Nacional (Santander), el 30 de noviembre de 1961. En ese sitio mata a tres oficiales del Ejército Nacional y dos agentes del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) que pretendían capturarlo.

El apoyo de muchos campesinos pobres que lo veían como «Robin Hood» criollo que robaba a los ricos para darlo todo a los pobres y su acentuada fe católica (era fiel devoto de la virgen de Chiquinquirá), lo hicieron popular en el occidente de Boyacá (zona por antonomasia conservadora), donde además encontró el apoyo efectivo de los esmeralderos que lo utilizaron como jefe militar y agente de control social. Su fama de inalcanzable y las leyendas que se tejieron alrededor suyo (se decía que estaba cruzado, es decir protegido por hechizos y amuletos) le rodearon de verdadero halo de misterio y leyenda, que le merecieron el mote de «siete colores» pues según los campesinos de la región, podía transformase a voluntad en arco iris para evadir a sus perseguidores. El 15 de agosto de 1962, en el sitio conocido como El Crucero a 300 metros del límite entre Boyacá y Santander, hombres armados al mando de su principal lugarteniente el «Ganso» Ariza, asaltaron un bus de la Flota Reina que cubría la ruta Albania-Chiquinquirá. Los bandoleros que creían que el automotor transportaba liberales, abrieron fuego de manera indiscriminada contra el carro y dieron muerte a 24 de sus pasajeros.8​ Cuatro meses después, el 29 de diciembre de 1962, en la Mesa, municipio de Florián (Santander) su cuadrilla fusila a 14 campesinos.

SU MUERTE

Aproximadamente 12 horas seguidas enfrento al Ejercito de Colombia solo y al final del día el Ejercito lanzo varias granadas de lacrimógenos al interior de la casa para hacer salir a Efraín González. Éste aprovechó el caos para escapar de la edificación armado con un revólver 38 largo, llevando su Madsen danesa ya descargada. Avanzó hacia un lote baldío, para desde allí alcanzar la muchedumbre que observaba el operativo y fundirse entre la multitud. Pero su presencia fue notada por los uniformados que custodiaban el perímetro. González empezó a disparar con su revólver sobre los soldados, y en seguida trato de abalanzarse sobre uno de los policías militares, José Bejarano, ya sea para desarmarlo o tomarlo como rehén. Este lo rechazo con un culatazo y luego abrió fuego impactándole tres veces; uno de los tiros, mortal, le dio en la quijada. Eran los 20:05 minutos de la noche.